martes, 1 de septiembre de 2009

De la globalización

Cuando llegó la globalización a mi parroquia,
yo era feliz e indocumentado.
El moderno computador,
regalo del genocida Georges Bush,
casi fue acabado a escobazos por mi abuela,
decía que por boca de esos aparatajos,
¡hablarían los demonios!

Una de las Marías
a las que siempre he amado,
me pidió que le regalara una calculadora,
quería calcular mi amor...
pero como no sabía las cuatro operaciones de la aritmética,
sé mandó a cambiar con mi mejor amigo.
¡Hoy felizmente somos compadres!

Me gusta tirarme una hierba,
ver el mundo y los colores,
e ir todas las tardes de los viernes
a los centros comerciales para ver
todo lo que no necesito comprar para ser feliz.

Yo declaro
que no soy un ciudadano universal globalizado.
Me gusta comer papas con cuy,
guatitas en la Marín,
hornaditos en Sangolquí,
y bailar en las fiestas de Saquisilí.

Yo declaro
que no soy un ciudadano universal globalizado.

Quito, mayo 9 de 1999.
Lennon Bar.

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